Saludo de Iain (español)

Reflexiones

Después de treinta y dos años de servicios a jóvenes y adultos en el campo de la enseñanza, mi compromiso con mis clientes y mis alumnos sigue exactamente igual.

Cada escuela nace de uno o varios individuos con una determinada filosofía. Algunas de éstas pueden ser más académicas, creadas por personas que se han dedicado exclusivamente, o casi en su totalidad, a la enseñanza a lo largo de su vida profesional. Otras son creadas por personas con intereses pura o especialmente comerciales.

Cuando un padre o una madre elige una escuela de idiomas para sus hijos, ¿qué es lo que busca? ¿Precio? (la más económica), ¿localización? (cerca de su casa), ¿horario? (el que no coincide con su trabajo u otras actividades, o el que menos interrumpe su siesta), ¿perfil de dirigente? (uno/a que parece que le cae bien o que es de su equipo); ¿una escuela donde ya van los amigos, los primos o los vecinos? ¿una escuela que sólo contrata a docentes cuyos filólogos son especialistas? ¿un centro que prepara a sus alumnos para importantes exámenes oficiales con acreditación internacional? ¿una escuela que evalúa constantemente a sus estudiantes y comunica los resultados a sus padres? ¿una escuela que procura emplear los mejores materiales disponibles para conseguir sus objetivos académicos? ¿una escuela que clasifica a sus alumnos por nivel y edad? ¿una escuela cómoda y segura que goza de todos los seguros necesarios y que respeta la legalidad vigente? ¿una escuela que paga todos sus impuestos?

Evidentemente, son muchas las prioridades que hay que considerar a la hora de elegir el centro más idóneo para sus hijos, pero creemos que merece la pena pensar mucho en las consecuencias de nuestras decisiones como padres ya que su apuesta determinará hasta cierto punto las oportunidades que tendrán sus hijos en el futuro.

Para determinados trabajos, no hace falta saber inglés ni otros idiomas tampoco. No obstante, para muchos, en campos profesionales, comerciales e industriales, y sobre todo para aquellos que quieren llegar lejos en sus carreras, ocupando cargos relevantes y bien remunerados, no sólo es una ventaja, ya es un requisito.

¿En qué manos estoy? Casi todos los padres que he conocido siempre me han dicho que quieren lo mejor para sus hijos. Sin duda alguna, la economía familiar es la primera consideración y entendemos que no todos tenemos las mismas oportunidades en la vida; nos toca lo que nos toca y, aunque con la lucha cotidiana y las ganas de superación, podemos conseguir mucho con poco, no todos ni todas tenemos las mismas oportunidades en la vida, y, por eso, tenemos que elegir lo mejor de lo que tenemos a nuestra disposición.

Sin haber hecho números porque nunca le he dado importancia, creo que he trabajado más con mujeres que hombres a lo largo de mi vida profesional y he contratado a más mujeres que hombres, y siempre en igualdad de condiciones. ¿Qué significa eso? ¿Qué soy feminista? ¿Buena gente? ¿O simplemente que los mejores y las mejores deberían ocupar los puestos de trabajo?

Espero que aquellos padres y madres que han elegido nuestra escuela a lo largo de todos estos años hayan reflexionado sobre estas cuestiones.

Siempre he mantenido que mis prioridades nunca han sido tener la escuela más grande, ni la más rentable, ni la más económica, ni la más flexible, pero sí, la mejor. Seguiré con este propósito y doy las gracias a los padres, las madres y todos los demás clientes que me permiten seguir viviendo esta experiencia que, para mí, siempre ha merecido la pena.

Iain Cunningham